Desde el 2003 llendo ahí, se ha convertido en mi segunda casa.
El primer día supe que se me pasaría el tiempo rápido, como casi todos los años, puede que este más aun.
El último día volví llorando, arrepintiéndome de las cosas que se quedaron por hacer, por decir.
Creo que está ya muy visto ese refrán de "No sabemos apreciar lo que tenemos, hasta que lo perdemos". Yo he aprendido que las cosas que realmente te importan, las pierdes en tan solo unos segundos.