Me pase el resto del fin de semana trabajando. El sábado fui después de hacer la compra y el domingo hice horas extra porque no dábamos a basto. Hubo más de 400 check-in y era hacer uno después de otro sin parar. En un momento de máximo estrés el manager me llamo para que fuese con él al back-office. Asustada me pregunté que habría hecho mal. En vez de eso, me dio una tarjeta y me agradeció el duro trabajo que estaba haciendo. Al parecer una familia había contactado con él para hablarle sobre mi. No pude sentirme más orgullosa y me alegró el resto de la tarde.
Los siguientes días me los pase en el gym y la piscina ya que ha mejorado un montón el tiempo y estamos ya a 28 grados todos los días. Hubo alguna que otra fiesta. Por desgracia una fue de despedida. Uno de los españoles, Yaser, había sido expulsado por no atender las clases. Estamos aquí con visado de estudiante y al no ir se lo anularon y no le dejaron quedarse ni un día mas aquí. Pero no ha sido el único, un grupo de unos 12 estudiantes, americanos y australianos, también han sido expulsados esta semana porque los de la seguridad de la residencia les pillaron en un apartamento de menores bebiendo. No se les dio opción a ninguno, incluidos los mayores de 21 y los que no bebían. Hay veces que me pone negra lo estrictos que son con las cosas pero supongo que las reglas son las reglas.
También hay que decir que yo tuve problemas con el registro de mi asignatura desde el principio, que no me ayudaron ni en la Universidad de California ni en Disney, y que tuve que ponerme a punto de llorar para que me hiciesen caso y me metiesen en una clase. El jueves fue mi dia libre pero no hice mucho mas que dormir y hacer la compra. Bueno, fui a correos y envié unas postales y un regalo para mi padre.
El viernes, casualmente 13 y cumple de mi padre alias papuchi y al que echo un montón de menos, fue un dia eterno. Tuvimos problemas con el sistema durante toda la tarde, lo que hizo que tuviesemos que realizar los checkins a mano. Parecia una pesadilla pero extrañamente los guests fueron más comprensivos y atentos de lo normal. Me extendieron hasta las 5 y media aunque finalmente estuve hasta las 5 y me llevaron a casa. Los dos siguientes días fueron normales excepto porque cogí un pago de 10.000 dolares. Resulta que llegó una familia britanica al front desk, empiezo, todo normal, y cuando llego a la factura aparece que tienen una deuda de casi 10.000 dolares. Acostumbrada a que no haya deuda porque los miembros pagan con puntos en los dos resorts en los que trabajo, me reia con mi compañera y hacia la broma de poner cara de asombrada cuando el guest se dio la vuelta a hablar con su mujer que estaba apartada. De repente, vuelve con dos tacos de billetes. No me podía creer que fuese a pagar con cash... Fui directamente a Mary Beth, una de las FSA para pedirle ayuda, no sabia si reir o llorar. Contamos juntas todo el dinero y finalmente termine el check in. Cuando volvi al back office aplaudia todo el mundo preguntandome que si de verdad habia cogido un pago de 10.000 dolares. Fue divertido hasta que llego el papeleo, pero esa ya es otra historia. Lo importante es que porfin llegaron mis dias libres.
Pase dos dias fanstasticos con mi familia americana, los Cook, que habian venido a Disney aprovechando los descuentos en el hotel y las entradas gratis que les proporcione.
El lunes fuimos a Blizzard Beach por la mañana y terminamos en Epcot, montandonos en algunas atracciones y cenando en el pabellón de Mexico. De ahí me quede a dormir con ellos en el Fort Wilderness en una de las cabañas. Me encantó porque dotaba de toda la intimidad del mundo y a la vez era muy acogedor. Shannon preparó un desayuno de 10 mientras que yo le hice una entrevista a Steve para una de mis asignaturas y luego fuimos directos a Animal Kingdom.
La tarde la pasamos en Hollywood Studios y por fin aprendi a ulitilzar la aplicación para los Fast Pass así que ahorramos bastante tiempo. Como siempre la despedida fue triste pero me quedaba la esperanza de que les vería pronto.
El resto de la semana me la pase trabajando. No me dieron días libres hasta el viernes siguiente así que no hice mucho más que ir al gimnasio, a la piscina y a la compra. El viernes cogí un turno en All Star Sports, uno de los Value Resort de Disney, y como se notaba… Las colas eran mucho más largas y no se les daba el mismo trato ni los mismos privilegios como por ejemplo, bell services abierto 24 horas y con posibilidad de llevarte a tu habitación. La verdad es que no fue de mis mejores días. Estaba agotada después de haber tenido clase por la mañana, me extendieron y acepté porque la manager me dijo que me proporcionaría un taxi para volver. Cuando ya he terminado y recogido me pregunta que cuanto le faltaba el autobús. Casi me pongo a llorar del ataque… Era casi la una de la mañana, el bus tardaría otra hora en llegar a mi apartamento y al día siguiente tenia un turno de mañana. Entonces me dijo que en realidad no sabia como rellenar el papeleo para el taxi. No me lo podía creer. Cuando otra compañera lo relleno y llamo al taxi fui a esperarlo a la entrada. A los 10 minutos apareció mi autobús y decidí cogerlo y no gastar ni un solo minuto más allí. Aunque todo suene horrible, aquel día ocurrió algo especial. Y es que al hacer el check-in a una familia me preguntaron que que tenían que hacer para a los dos días trasladarse a Old Key West. Les conté que yo trabajaba ahí y que allí les esperaba. Les hizo mucha ilusión y me apunte el apellido para acordarme el domingo y estar pendiente.
Sin embargo cuando llegó el domingo no encontraba el papel con el apellido y por mucho que me fije no les ví. Me dio mucha pena. Pasaron otro par de días y el miércoles apareció un hombre que me saludó algo más amablemente de lo normal. Al rato me preguntó que si me acordaba de él, que era uno de los miembros de la familia Blalock, del All Star Sports. Al rato llamó a su nieto y me preguntó que tal estaba. Les comenté que había intentado buscarles y que pensaba que ya se habrían marchado. Les deseé una buena noche y justo cuando estaba a punto de terminar mi turno, cerca de las doce, apareció toda la familia. Habían venido al front desk solo para verme y hacerse una foto conmigo. La madre además me agradeció el trato que les había dado, que gracias a mi habían empezado todos las vacaciones con muchas ganas y una enorme sonrisa. Se me saltaban las lágrimas al volver a casa y el simple hecho de pensarlo no podía ser más gratificante.
Al día siguiente apareció un hombre que me preguntó de donde era y como había llegado allí. Acabamos más de media hora hablando sobre nuestras vidas y al final también me hicieron una foto con su familia. Se extendió tanto porque era curbside aquel día y no tenía la obligación de hacer un check-in detrás de otro. Se sorprendió mucho al saber que solo tenía 19 años y me animó a seguir viajando y conociendo mundo. Un poco de motivación nunca viene mal.
Otra cosa que se ha pasado contar fue la experiencia que tuvimos en uno de los restaurantes de Downtown Disney. Mi padre es un excelente cocinero, por lo que cada vez que salimos a restaurantes en Madrid me da rabia pagar tanto dinero por comida que no suele ser mejor que la que él cocina. Es por eso que tengo el hábito de cocinar lo que puedo, no comer congelados y tampoco comer fuera. Pero hay que destacar que esta vez mereció la pena. El restaurante era caro pero la comida fue excelente. El ambiente con música como si fuese un karaoke era único y la ocasión lo merecía. El cumpleaños de Haruka había sido hacía unos días así que decidimos hacer lo que a ella le apeteciese. Le pedimos a uno de los camareros que pusiese una felicitación en una de las pantallas y la bomba antigimnasio de helado, brownie nata y toppings vino acompañada de velas lo que le hizo mucha ilusión.
Y así es como esta pasando el Spring Break. Paro aquí porque la aventura de este último fin de semana merece una entrada para ella sola. Algunos ya sabréis de que va la cosa y los que no pronto os enterareis!