25 agosto, 2015

Un mes después

Parece mentira que justo hace un mes estuviera despidiéndome de todo a lo que me había acostumbrado después de 6 meses en un lugar muy lejos de casa, en Orlando, Florida.

Como ya he dicho mil veces y no me cansare de repetir, ha sido una oportunidad única, que recomendare a todo el que pueda y que sin duda volvería a repetir. He de admitir que la primera semana después de marcharme fue muy difícil. Visite a la que podría llamar mi segunda familia, los Cook, a los que conocía ya desde hace años.  Pase unos días increíbles con ellos en Nashville pero al principio me parecía imposible no pensar que estaría haciendo si estuviese allí un par de veces al día: estaría creando magia para los guest? saliendo de fiesta? conociendo a mas gente de otros países? montándome en alguna atracción en los parques? haciendo algún roadtrip en mis días libres?. 


Me sentía atrapada en los recuerdos que volvían a mi cabeza una y otra vez. Mi facebook, que antes del programa no usaba tanto, se llenaba de las despedidas y palabras bonitas de un montón de personas que habían hecho el College Program conmigo. A la vez aparecían otros de gente de mi clase de universidad como Marina, Dani, Mario, Raquel y Maria y otros que conocía de antes como Jorge, que acababan de llegar. Intenté darles todos los consejos que pude y les deseo suerte en el viaje que acaban de comenzar, aunque por lo que he visto ya, no les va nada mal y me alegro muchisimo. Ver sus fotos en los parques, en el Happy Mondays, en Clearwater Beach o en St Augustine me llena de buenos recuerdos y hace que no me olvide de lo afortunada que he sido y de todas las cosas que he aprendido.



De nuevo, desearos suerte a los que ya estáis allí y a los próximos que se presenten :)


Fdo. (desafortunadamente) una "ex-collegeprogramer" o como nosotros diríamos, una ex-cp

04 agosto, 2015

El mes de las despedidas

Se acercaba el final del programa, lo que suponía despedidas y lágrimas, convirtiéndolo en el mas intenso pero también mas duro.
La primera despedida complicada fue la de Lis. Después de haber trabajado con ella, el hecho de que al volver de Miami ella no volviese con nosotras no se me metía en la cabeza. Sin embargo aprovechamos nuestros últimos días al máximo. 

Era un viernes y al salir de trabajar cogimos su coche rumbo a Miami.
Llegamos agotadas así que decidimos no salir pero tachamos otra cosa de nuestra lista de manera improvisada al pararnos a comer en un food court y encontrando otro de los restaurantes que queríamos probar: Earl of Sandwich.

A la mañana siguiente madrugamos para ir a South Beach. Comimos en un mexicano en el que estuvimos una hora esperando y nos fuimos de compras al Dolphin Mall. Volvimos para arreglarnos y salir a Space Miami. Era increíble que por cada hora que pasaba iban abriendo una planta más y esta se llenaba. Acabamos agotadas y volvimos para el domingo repetir playa por la mañana. Aunque por la tarde el plan cambió; nos invitaron a una fiesta de jet skis y fuimos directas.No era la primera vez que montaba en una pero me siguió encantando. Cuando montamos con los dueños de las motos un poco más y volamos pero ver el atardecer en el canal encima de ellas fue increíble.

Nos preparamos para la ultima noche de fiesta, esta vez en Nikki Beach. Llegamos algo pronto asi que nos paramos a tomar unos copones de piña coñada y sex on the beach y nos entró la risa tonta…
La noche en Nikki fue mucho mas animada, conocimos a un montón de gente, nos invitaron a de todo y la playa enfrente con la luna llena ayudaba. 
A la mañana siguiente hicimos las últimas compras e hicimos comida de despedida. El bus se suponía que salía a las 5 pero llegó con dos horas de retraso y Pamela y yo ya no teníamos esperanzas de llegar al Happy Mondays (el cual era nuestro plan inicial). Llegamos a la una y algo y cogimos un uber directas. Era un poco locura, pero estábamos juntas. Nos dejaron pasar sin pagar y disfrutamos de lo poco que le quedaba.

Lo único interesante que pasó durante esa misma semana fue la graduación. Todos arreglados con las orejas de Mickey haciéndonos todas las fotos posibles y recordando todos los momentos juntos. Algunos fueron a los parques pero yo tenia que trabajar así que me apunte al plan de más tarde para ir a Chillers.

Sin embargo el domingo no empezó con buen pie. Con prisas por terminar la maleta y llegar al trabajo tenia los nervios a flor de piel. El hecho de ir a New Orleans esa misma noche tampoco ayudaba. Al llegar me puse a terminar el video de Junio y con los cascos puestos no vi como un compañero ponía un vaso de agua detrás. Al quitar el bolso para que se sentase acabe derramándolo. Como no se cayó en el teclado pensé que no había pasado nada, hasta que de apagó. Entonces me puse histérica y más compañeros del back office se pusieron a ayudarme, a desmotarlo e intentar secarlo. Tras una hora de lloros y buscar algo de información me puse al trabajo y no quise encenderlo. 

Para rematar vino Chris, uno de los concierge college program de nuestro hotel, con el que había ido al ultra y compartido mil momentos para despedirse. Probablemente hubo otra hora más de llantos pero esta vez no estaba sola. Le habían hecho termination a una semana de que su programa terminase y la despedida fue horrible. 

A la salida dejé el ordenador en casa de una de las chicas con las que me iba a New Orleans, Ana, y cogimos un uber hasta la estación de autobuses. Estuvimos a punto de perderlo por la cosa de que algunos querían ir a por comida pero conseguimos cogerlo todos. Y llegó el momento esperado, horas y horas de sueño que me faltaban de toda la semana y que necesitaba para relajarme y olvidarme del ordenador.

Llegamos temprano y caminamos hasta el hotel, que estaba en pleno French Quarter. Sorprendentemente la habitación estaba lista así que dejamos las cosas y nos dirigimos a Cafe du Monde, la cafetería más famosa de New Orleans. Famosa por sus beignets, decidimos probarlos. Despues visitamos la Catedral de San Luis de Nueva Orleans y a la salida nos quedamos un buen rato escuchando a una banda de jazz callejera. 

Andando por el paseo a las orillas del río Mississippi decidimos coger el ferry para ver que había al otro lado del río. Anduvimos durante horas y a la vuelta paramos en un sitio que nos habían recomendado de ostras. Seguimos caminando por toda la ciudad hasta que llegamos a Bourbon Street. Eran las 4 de la tarde y ya se notaba el ambiente en la calle. Las luces, la calle, la gente... Estaba lleno de vida. 

Nos sentamos en una terraza con música y una mujer nos empezó a hablar. Tenía una especie de pecera de plástico con una bebida roja y nosotros curiosos decidimos ir al puesto que estaba al lado y probarlo. Pedimos una para todos y con una después de otra se nos pasó la tarde. Cuando quisimos darnos cuenta ya era de noche y la calle estaba llena de gente. Probamos diferentes clubs hasta que, en busca de un baño encontramos nuestro hotel. No teníamos ni idea de que estuviese tan cerca y algunos ni se lo creían cuando fuimos a contarles. Nos fuimos a dormir pronto para disfrutar del próximo día.

Volvimos a desayunar en Cafe du Monde y es que nos habíamos dado cuenta de que en otros sitios también los vendían pero más caros. Al ser un sitio turístico a la gente no le importaría pagar mas y sin embargo, tenían los precios mas bajos.

Caminamos hasta el French Market y fue una cosa de las que mas nos gustó. Nos recordó a uno de los mercados tradicionales que se ven en España con todo tipo de cosas, desde comida hasta joyas. Continuamos caminando durante un par de horas, haciendo alguna pausa, para llegar a City Park.
El parque más grande de Estados Unidos, superando a Central Park. 

Apenas nos dio tiempo a verlo pero la caminata por French Quarter merecía la pena. Las casas eran una pasada. Todas eran preciosas, iguales pero con su propio estilo. 

Después cogimos el tranvía para ir al cementerio pero estaba cerrado al ser ya por la tarde. Nos paramos en un sitio algo extraño, en medio de la nada y con no muy buena pinta. Eso si, probamos los mejores PoBoys callejeros, una especie de bocadillos con gambas fritas, ensalada y diferentes salsas.


Al terminar fuimos a Louis Amstrong Park otro parque que estaba ya muy cerca del hotel. Para despedirnos nos recorrimos Royal Street entera, disfrutando de las diferentes y extravagantes tiendas que tenían. Nos gustó una en particular que tenia unas mesas larguísimas llenas de muestras de salsas picantes y nachos para probar.

Para cenar fuimos a Bourbon Street otra vez en una terraza en la que pedimos platos típicos como Muffuletta una especie de sandwich con miles de cosas dentro que ni preguntamos. Después volvimos a coger las maletas y nos fuimos directos a la estación de autobús. El viaje de vuelta pareció algo más largo, sobre todo porque estábamos con ganas ya de llegar y la luz apareció antes con lo que no pudimos dormir tanto como a la ida.


Cuando llegamos muchos iban con las prisas para ir al trabajo; yo me quedé descansando en casa pero la realidad de ver que mi ordenador no funcionaba después de unos días secándose me deprimió para toda la tarde. Fui a Vista con Fabrizio y algunos italianos más antes de ir a Chillers y acabé de after con ellos en Patterson. A la mañana siguiente Fabrizio me acompañó al Florida Mall para ver que podía hacer Apple con mi ordenador. Me dijeron que probablemente habría que remplazar todas las piezas, con un costo de 750 dólares, y que la mejor solución era comprarme uno nuevo. Nos fuimos al Starbucks para intentar dejar el tema de lado y volvimos para ir cada uno al trabajo. Pero no me iba a dar por vencida; al para de días intente buscar por internet y encontré una página en la que ponías el problema que tenías con tu aparato electrónico y las tiendas e ingenieros te contactas proponiéndote lo que van a hacer y cuanto te van a cobrar. El caso es que encontré uno extremadamente barato por 60 dólares. Era un hombre con una tienda un poco extraña y lejos de downtown que estaba convencido que podía arreglarlo. Sabiendo que era eso o nada básicamente decidí probar suerte. Me costó un par de días conseguir a alguien que me llevase pero al final Alfredo me acompañó. Peter, el hombre de la tienda, me llamó diciendo que había una pieza demasiado dañada que había que reemplazar con lo que el precio subía a 120. Aunque era el doble acepté la propuesta y volví a la semana cuando Fabrizio pudo para ir a recogerlo. El ordenador estaba en perfectas condiciones y funcionando como si nada hubiese ocurrido. No podía creérmelo pero así fue. Al día siguiente (extraña es la vida) tuve un guest en el resort que me preguntó por un paquete que estaba esperando recibir. No lo encontré y entonces me empezó a contar que era un móvil porque el suyo se había mojado y mil cosas más. No muy segura de si podía dar esa información en el front desk, le conté mi historia, le recomendé que llamase a Peter, que era de confianza y seguro se lo arreglaría. Ella se fue muy agradecida y yo contenta de poder haberla podido ayudar.

Durante esa misma semana otra de mis mejores amigas, Pame, también se fue. Su programa terminó el viernes 10 pero se quedó un par de días más para poder seguir yendo ir a los parques y a las fiestas unos días más. El lunes yo tenía libre asi que pasamos el día entero en los parques de arriba para abajo, haciendo todas las atracciones que quedaban en mi lista y que tenía que hacer antes de irme (o al menos las que nos dio tiempo). Lo más gracioso fue que me había guardado los FastPasses para por la noche en Magic Kingdom en Peter Pan, Splash Mountain y Big Thunder Mountain para nada. Y pensaréis: ¿Por qué para nada? Pues resulta que los había hecho para el día siguiente y el Cast Member de Peter Pan no nos dejaba entrar. Al principio fue como pff culpa mia.. pero luego pensamos, venga, es Disney, ¿cómo no van a hacer un magical moment? Suplicamos y suplicamos y no nos dejó pero la siguiente si asi que entramos por los pelos. Ya sabiéndolo en las siguientes se lo contamos con cara de preocupadas y diciendo que era su ultimo dia y nos dejaron entrar. Volvimos a casa cansadas y en vez de ir a Happy Mondays decidimos pasar la noche tranquilas en casa cenando y aprovechando lo poco que nos quedaba juntas. 

La mañana siguiente fue horrible. Mientras le hacía una carta de despedida no podía parar de llorar y cuando fui a despertarla nos quedamos tiradas abrazadas un buen rato. Era todo tan extraño… 

Especialmente porque ese mismo día, Marina, una de mis mejores amigas de la universidad llegaba a Orlando para su College Program. 
La ida al trabajo fue horrible; la despedida de Pame había sido con prisas y apenas me había dado tiempo a decirle adiós. 

En un momento pensé que era mejor porque no daba tiempo a los momentos emotivos, pero ponerse a pensar en todos los momentos juntas, con ella y con Lis y que difícilmente nos veríamos las tres juntas otra vez era difícil. Aun sabiendo que Marina me iba a animar aquel día fue uno de los peores días en el trabajo, por no decir el peor. He tenido días en los que he estado cansada, en los que los guest no paraban de quejarse o simplemente no me sentía con las ganas, pero aquel día llegué al hotel y vi que apenas había cast members (al ser un martes son los menos ocupados) y todos los college programmers ya no estaban: Chris, Victor, Mel, Pamela, Lis… Nadie. ¿Con quien iba a reírme yo ahora?, ¿ a cotillear sobre la noche anterior o hacer magical moments para los guests?. Haciendo el bank in uno de los cast members me preguntó que si había arreglado el ordenador y ya fue la gota que colmó el vaso. Las lágrimas empezaron a salir y a salir e intenté parar al salir on stage. Entonces uno de los managers vinó y me preguntó como de costumbre “How are you today Esther?”. “ Not so good…” seguido de llantos hicieron que me cogiese y me llevase al back office para intentar calmarme. En ese momento de verdad pensé que no iba a poder trabajar en todo mi turno de lo triste que estaba y sobre todo, porque no podía parar de llorar. Hablar con mi familia arregló las cosas e hizo que me pusiese manos a la obra otra vez y no saben cuanto se lo agradezco. 

Salí corriendo del trabajo para ir con Marina a nuestra primera fiesta, en un nuevo sitio, Mojito´s. Me decepcionó que hubiese tan poca gente y acabamos yendo a los carritos de comida a los que me había llevado Alfredo ya. A Elena, Lara y Marina les encantó. Volvimos a casa y trabajamos a la mañana siguiente para salir otra noche más, esta vez a Chillers. Como era para más de 21 Marina no se atrevió a salir pero por fin vi a Dani, Mario, Raquel y María, más compañeros de mi clase de universidad que habían venido al nuevo College Program. 

Esa noche me enteré de la posibilidad de que hiciesen termination a Fabrizio por haber dejado dormir a Rodrigo (otro italiano al que ya habían echo termination hacía un par de semanas) en su apartamento. Para rematar pillaron a Lara intentándose colar en vista por tercera vez así que los dos tuvieron el meeting a la mañana siguiente y les acabaron echando. Nadie se lo podía creer… Eran de ese tipo de personas que estaban siempre ahí, fuese un partybus, una fiesta en la piscina o una cena informal en Vista. Hicieron una despedida en Apple Bees esa noche a la que fui después de cenar con Fabrizio en la casa de los italianos de las banderas (un grupo que tiene full time job y que viven todos en una casa un poco lejos, que es donde el se estaba quedando por el momento). 

Y entonces llegó, llegó la cuenta atrás de la cuenta atrás. Mi último viernes y el cumpleaños de Marina. Intentamos ir a los parques ya que ella nunca había ido pero llovía tanto que no funcionó. Paramos en el Polynisian con esperanza de que parase pero como tampoco funcionaba fuimos a downtown para que pudiese verlo mientras que nos intentábamos resguardar de la lluvia. No hicimos mucho más pero el día siguiente fue bien diferente.

Después del trabajo quedamos para ir a Hollywood Studios. Con miedo de que nos perdiésemos y sin servicio en los móviles, quedamos en Magic Kingdom, donde ella había pasado la mañana. Cogimos el bus y nos empezamos a hacer fotos en la entrada y en la calle principal mientras que esperábamos a mi primer Fast Pass, y digo mi porque ella aun no había recibido su entrada para los parques entonces no se podía vincular a My Disney Experience y por lo tanto no lo podía coger para las dos (algo complicado de entender si no has trabajado para Disney o no has estado cinco veces en los parques por lo menos). El caso es que hicimos el truco y cuando llegamos lo explicamos y pusimos cara de pucherito para que nos dejasen entrar. Funcionó, y menos mal porque no hubiese esperado la cola de 90 minutos que siempre tienen para la atracción de Toy Story. Nos lo pasamos como enanas. Después fuimos a la de Star Wars y Kevin, uno de los españoles que trabajaba allí nos metió en vip en la de Frozen. 
Al salir teníamos reserva para Sci-Fi, uno de los restaurantes que se me quedaba en la lista, como el de Beaches and Cream, pero queríamos ver los fuegos artificiales especiales de Frozen así que nos compramos un Funnel Cake en uno de los carritos y nos pusimos en la calle principal. 
Los fuegos fueron espectaculares, de los mejores que había visto en todo el programa sin duda. Nada más terminar nos dirigimos a la parada de bus mientras todo Hollywood se llenaba de nieve que tiraban desde las tiendas principales. 

Pasamos por mi casa para que me duchase y cogiese un par de cosas y fuimos corriendo a la de Marina para arreglarnos y salir de nuevo corriendo para coger el bus a Cuba Libre. Aunque al principio la noche no parecía dar mucho de sí acabamos riéndonos y bailando como nunca.

El domingo volví a tener trabajo pronto asi que estaba agotada. Pensaba ir al cine con Marina y Alfredo pero ella ya estaba allí y no contestaba asi que me quede con él y Davide, uno de los italianos en la puerta de Vista hablando un rato hasta que decidieron irse a House of Blues y yo volví a casa. 

El lunes después del trabajo fui a cenar con Fabrizio y después fuimos a Happy Mondays, el último Happy Mondays, en el que competíamos contra Italia. Jugué por primera vez pero se me daba penosamente así que me dedique a ver lo bien que jugaba Marina, y eso que acababa de llegar. Rocio, que era la actual presidenta de las chicas, le cedió la bandera y el puesto y estoy segura de que se le dará genial. 

La noche siguiente había una fiesta de despedida en la que nos querían cobrar 25 dolares por barra libre. Al ver que Sob estaba prácticamente vacío Marina y yo optamos por quedarnos en la barra contándonos todas esas cosas que nos faltaban sobre los últimos 6 meses. Nos acabaron invitando a piñas coladas y estuvimos ahí durante horas. La echaba tanto de menos…Y entonces el pensamiento volvió a mi mente: ¿y si me quedaba una semana más? Al fin y al cabo tenía tickets para ir a Nashville (los cuales no eran tan caros de cambiar) y Alexis no llegaba hasta la semana siguiente. La idea se quedó ahí aunque ya lo había hablado con Alfredo previamente ya que tenía un sitio donde quedarme y aun bastante comida. Nos volvimos en el mini descapotable de una amiga que quería también volverse ya y así terminó la noche perfecta.


La siguiente no estuvo nada mal aunque era triste despedirse de Chillers porque era uno de los sitios a los que más había ido y que más me habían gustado. 
El jueves tuve libre y en vez de ir a Magic Kingdom a despedirme como hizo todo el grupo de españoles, me quedé con el nuevo grupo de españoles en una pool party que habían organizado en Patterson. 
Aun no me hacía a la idea de que al día siguiente iba a volar. Le conté a mis padres la opción y no parecieron muy descontentos pero me preguntaron que contactase con Shannon, la madre de Alexis. Conociéndola yo sabía que me iba a decir que sin problema y en el fondo yo sabía que no le importaba y que en realidad era mejor no tenerme pululeando por allí sin Alexis. Sin embargo por la noche recibí otro mensaje de mi madre diciéndome que no sabia si era lo mas adecuado. Cené en casa de Davide y cuando estábamos listos para ir a la segunda fiesta de despedida (en la que también nos querían timar cobrándonos 25 dólares por dos horas) decidimos no ir porque el bus ya iba retrasado media hora. Nos quedamos en casa de Davide jugando a un par de juegos con cervezas y acabé durmiendo en casa de Marina con la indecisión en mis sueños.

Al final por unas razones u otras decidí marcharme. Me auto convencía de que era lo mejor, de que era una locura y de que ya no era mi sitio allí. Fue el día más duro de todos. Terminé de hacer la maleta y me despedí de Marina. Había estado intentando evitar tanto el que me iba que apenas me despedí de nadie. No me hacía a la idea y el aeropuerto fue otro mal trago intentando quitar el sobrepeso que tenía mi maleta con 7 meses encima. Durante la última semana me he estado arrepintiendo pero supongo que también me hubiese arrepentido si me hubiese quedado. Sea como sea era la hora de la despedida y aunque duela no puedo sentirme más agradecida por haber vivido esta experiencia que se ha convertido en la experiencia de mi vida.


The only people who can change the world are people who want to. And not everybody does
Every great dream begins with a dreamer