La primera despedida complicada fue la de Lis.
Después de haber trabajado con ella, el hecho de que al volver de Miami ella no
volviese con nosotras no se me metía en la cabeza. Sin embargo aprovechamos
nuestros últimos días al máximo.
Era un viernes y al salir de trabajar cogimos
su coche rumbo a Miami.
A la mañana siguiente madrugamos para ir a South Beach. Comimos en un mexicano en el que estuvimos una hora esperando y nos fuimos de compras al Dolphin Mall. Volvimos para arreglarnos y salir a Space Miami. Era increíble que por cada hora que pasaba iban abriendo una planta más y esta se llenaba. Acabamos agotadas y volvimos para el domingo repetir playa por la mañana. Aunque por la tarde el plan cambió; nos invitaron a una fiesta de jet skis y fuimos directas.No era la primera vez que montaba en una pero me siguió encantando. Cuando montamos con los dueños de las motos un poco más y volamos pero ver el atardecer en el canal encima de ellas fue increíble.
La noche en Nikki fue
mucho mas animada, conocimos a un montón de gente, nos invitaron a de todo y la
playa enfrente con la luna llena ayudaba.
A la mañana siguiente hicimos las últimas compras e hicimos comida de despedida. El bus se suponía que salía a las 5 pero llegó con dos horas de retraso y Pamela y yo ya no teníamos esperanzas de llegar al Happy Mondays (el cual era nuestro plan inicial). Llegamos a la una y algo y cogimos un uber directas. Era un poco locura, pero estábamos juntas. Nos dejaron pasar sin pagar y disfrutamos de lo poco que le quedaba.
A la mañana siguiente hicimos las últimas compras e hicimos comida de despedida. El bus se suponía que salía a las 5 pero llegó con dos horas de retraso y Pamela y yo ya no teníamos esperanzas de llegar al Happy Mondays (el cual era nuestro plan inicial). Llegamos a la una y algo y cogimos un uber directas. Era un poco locura, pero estábamos juntas. Nos dejaron pasar sin pagar y disfrutamos de lo poco que le quedaba.
Sin embargo el domingo
no empezó con buen pie. Con prisas por terminar la maleta y llegar al trabajo
tenia los nervios a flor de piel. El hecho de ir a New Orleans esa misma noche
tampoco ayudaba. Al llegar me puse a terminar el video de Junio y con los
cascos puestos no vi como un compañero ponía un vaso de agua detrás. Al quitar
el bolso para que se sentase acabe derramándolo. Como no se cayó en el teclado pensé que no había pasado nada, hasta que de apagó. Entonces me puse histérica
y más compañeros del back office se pusieron a ayudarme, a desmotarlo e intentar
secarlo. Tras una hora de lloros y buscar algo de información me puse al
trabajo y no quise encenderlo.
Para rematar vino Chris, uno de los concierge
college program de nuestro hotel, con el que había ido al ultra y compartido
mil momentos para despedirse. Probablemente hubo otra hora más de
llantos pero esta vez no estaba sola. Le habían hecho termination a una semana
de que su programa terminase y la despedida fue horrible.
A la salida dejé el ordenador en casa de una de las chicas con las que me iba a New Orleans, Ana, y cogimos un uber hasta la estación de autobuses. Estuvimos a punto de perderlo por la cosa de que algunos querían ir a por comida pero conseguimos cogerlo todos. Y llegó el momento esperado, horas y horas de sueño que me faltaban de toda la semana y que necesitaba para relajarme y olvidarme del ordenador.
A la salida dejé el ordenador en casa de una de las chicas con las que me iba a New Orleans, Ana, y cogimos un uber hasta la estación de autobuses. Estuvimos a punto de perderlo por la cosa de que algunos querían ir a por comida pero conseguimos cogerlo todos. Y llegó el momento esperado, horas y horas de sueño que me faltaban de toda la semana y que necesitaba para relajarme y olvidarme del ordenador.
Llegamos
temprano y caminamos hasta el hotel, que estaba en pleno French Quarter.
Sorprendentemente la habitación estaba lista así que dejamos las cosas y nos
dirigimos a Cafe du Monde, la cafetería más famosa de New Orleans. Famosa por
sus beignets, decidimos probarlos. Despues visitamos la Catedral de San Luis de Nueva Orleans y a la
salida nos quedamos un buen rato escuchando a una banda de jazz callejera.
Andando por el paseo a las orillas del río Mississippi decidimos coger el ferry
para ver que había al otro lado del río. Anduvimos durante horas y a la vuelta
paramos en un sitio que nos habían recomendado de ostras. Seguimos caminando
por toda la ciudad hasta que llegamos a Bourbon Street. Eran las 4 de la tarde
y ya se notaba el ambiente en la calle. Las luces, la calle, la gente... Estaba
lleno de vida.
Nos sentamos en una terraza con música y una mujer nos empezó a hablar. Tenía una especie de pecera de plástico con una bebida roja y nosotros curiosos decidimos ir al puesto que estaba al lado y probarlo. Pedimos una para todos y con una después de otra se nos pasó la tarde. Cuando quisimos darnos cuenta ya era de noche y la calle estaba llena de gente. Probamos diferentes clubs hasta que, en busca de un baño encontramos nuestro hotel. No teníamos ni idea de que estuviese tan cerca y algunos ni se lo creían cuando fuimos a contarles. Nos fuimos a dormir pronto para disfrutar del próximo día.
Volvimos a
desayunar en Cafe du Monde y es que nos habíamos dado cuenta de que en otros
sitios también los vendían pero más caros. Al ser un sitio turístico a la gente
no le importaría pagar mas y sin embargo, tenían los precios mas bajos.
Nos sentamos en una terraza con música y una mujer nos empezó a hablar. Tenía una especie de pecera de plástico con una bebida roja y nosotros curiosos decidimos ir al puesto que estaba al lado y probarlo. Pedimos una para todos y con una después de otra se nos pasó la tarde. Cuando quisimos darnos cuenta ya era de noche y la calle estaba llena de gente. Probamos diferentes clubs hasta que, en busca de un baño encontramos nuestro hotel. No teníamos ni idea de que estuviese tan cerca y algunos ni se lo creían cuando fuimos a contarles. Nos fuimos a dormir pronto para disfrutar del próximo día.
Caminamos hasta el French Market y fue una cosa de las que mas nos gustó. Nos recordó a uno de los mercados tradicionales que se ven en España con todo tipo de cosas, desde comida hasta joyas. Continuamos caminando durante un par de horas, haciendo alguna pausa, para llegar a City Park.
El parque más grande de Estados Unidos, superando a Central Park.
Después cogimos el tranvía para ir al cementerio pero estaba cerrado al ser ya por la tarde. Nos paramos en un sitio algo extraño, en medio de la nada y con no muy buena pinta. Eso si, probamos los mejores PoBoys callejeros, una especie de bocadillos con gambas fritas, ensalada y diferentes salsas.
Al terminar fuimos a Louis Amstrong Park otro parque que estaba ya muy cerca del hotel. Para despedirnos nos recorrimos Royal Street entera, disfrutando de las diferentes y extravagantes tiendas que tenían. Nos gustó una en particular que tenia unas mesas larguísimas llenas de muestras de salsas picantes y nachos para probar.
Especialmente porque ese mismo día, Marina, una de mis mejores amigas de la universidad llegaba a Orlando para su College Program.
La ida al trabajo fue horrible; la despedida de Pame había sido con prisas y apenas me había dado tiempo a decirle adiós.

Después del
trabajo quedamos para ir a Hollywood Studios. Con miedo de que nos perdiésemos
y sin servicio en los móviles, quedamos en Magic Kingdom, donde ella había
pasado la mañana. Cogimos el bus y nos empezamos a hacer fotos en la entrada y
en la calle principal mientras que esperábamos a mi primer Fast Pass, y digo mi
porque ella aun no había recibido su entrada para los parques entonces no se podía
vincular a My Disney Experience y por lo tanto no lo podía coger para las dos
(algo complicado de entender si no has trabajado para Disney o no has estado
cinco veces en los parques por lo menos). El caso es que hicimos el truco y
cuando llegamos lo explicamos y pusimos cara de pucherito para que nos dejasen
entrar. Funcionó, y menos mal porque no hubiese esperado la cola de 90 minutos
que siempre tienen para la atracción de Toy Story. Nos lo pasamos como enanas.
Después fuimos a la de Star Wars y Kevin, uno de los españoles que trabajaba
allí nos metió en vip en la de Frozen.
Al salir teníamos reserva para Sci-Fi, uno de los restaurantes que se me quedaba en la lista, como el de Beaches and Cream, pero queríamos ver los fuegos artificiales especiales de Frozen así que nos compramos un Funnel Cake en uno de los carritos y nos pusimos en la calle principal.
Los fuegos fueron espectaculares, de los mejores que había visto en todo el programa sin duda. Nada más terminar nos dirigimos a la parada de bus mientras todo Hollywood se llenaba de nieve que tiraban desde las tiendas principales.
Pasamos por mi casa para que me duchase y cogiese un par de cosas
y fuimos corriendo a la de Marina para arreglarnos y salir de nuevo corriendo
para coger el bus a Cuba Libre. Aunque al principio la noche no parecía dar
mucho de sí acabamos riéndonos y bailando como nunca.
Al salir teníamos reserva para Sci-Fi, uno de los restaurantes que se me quedaba en la lista, como el de Beaches and Cream, pero queríamos ver los fuegos artificiales especiales de Frozen así que nos compramos un Funnel Cake en uno de los carritos y nos pusimos en la calle principal.
Los fuegos fueron espectaculares, de los mejores que había visto en todo el programa sin duda. Nada más terminar nos dirigimos a la parada de bus mientras todo Hollywood se llenaba de nieve que tiraban desde las tiendas principales.

El domingo volví
a tener trabajo pronto asi que estaba agotada. Pensaba ir al cine con Marina y
Alfredo pero ella ya estaba allí y no contestaba asi que me quede con él y
Davide, uno de los italianos en la puerta de Vista hablando un rato hasta que
decidieron irse a House of Blues y yo volví a casa.
El lunes después del trabajo fui a cenar con Fabrizio y después fuimos a Happy Mondays, el último Happy Mondays, en el que competíamos contra Italia. Jugué por primera vez pero se me daba penosamente así que me dedique a ver lo bien que jugaba Marina, y eso que acababa de llegar. Rocio, que era la actual presidenta de las chicas, le cedió la bandera y el puesto y estoy segura de que se le dará genial.
La
noche siguiente había una fiesta de despedida en la que nos querían cobrar 25
dolares por barra libre. Al ver que Sob estaba prácticamente vacío Marina y yo
optamos por quedarnos en la barra contándonos todas esas cosas que nos faltaban
sobre los últimos 6 meses. Nos acabaron invitando a piñas coladas y estuvimos
ahí durante horas. La echaba tanto de menos…Y entonces el pensamiento volvió a
mi mente: ¿y si me quedaba una semana más? Al fin y al cabo tenía tickets para
ir a Nashville (los cuales no eran tan caros de cambiar) y Alexis no llegaba
hasta la semana siguiente. La idea se quedó ahí aunque ya lo había hablado con
Alfredo previamente ya que tenía un sitio donde quedarme y aun bastante comida.
Nos volvimos en el mini descapotable de una amiga que quería también volverse
ya y así terminó la noche perfecta.
El lunes después del trabajo fui a cenar con Fabrizio y después fuimos a Happy Mondays, el último Happy Mondays, en el que competíamos contra Italia. Jugué por primera vez pero se me daba penosamente así que me dedique a ver lo bien que jugaba Marina, y eso que acababa de llegar. Rocio, que era la actual presidenta de las chicas, le cedió la bandera y el puesto y estoy segura de que se le dará genial.

La siguiente no
estuvo nada mal aunque era triste despedirse de Chillers porque era uno de los
sitios a los que más había ido y que más me habían gustado.
El jueves tuve
libre y en vez de ir a Magic Kingdom a despedirme como hizo todo el grupo de
españoles, me quedé con el nuevo grupo de españoles en una pool party que
habían organizado en Patterson.
Aun no me hacía a la idea de que al día siguiente iba a volar. Le conté a mis padres la opción y no parecieron muy descontentos pero me preguntaron que contactase con Shannon, la madre de Alexis. Conociéndola yo sabía que me iba a decir que sin problema y en el fondo yo sabía que no le importaba y que en realidad era mejor no tenerme pululeando por allí sin Alexis. Sin embargo por la noche recibí otro mensaje de mi madre diciéndome que no sabia si era lo mas adecuado. Cené en casa de Davide y cuando estábamos listos para ir a la segunda fiesta de despedida (en la que también nos querían timar cobrándonos 25 dólares por dos horas) decidimos no ir porque el bus ya iba retrasado media hora. Nos quedamos en casa de Davide jugando a un par de juegos con cervezas y acabé durmiendo en casa de Marina con la indecisión en mis sueños.
Al final por unas razones u otras decidí marcharme. Me auto convencía de que era lo mejor, de que era una locura y de que ya no era mi sitio allí. Fue el día más duro de todos. Terminé de hacer la maleta y me despedí de Marina. Había estado intentando evitar tanto el que me iba que apenas me despedí de nadie. No me hacía a la idea y el aeropuerto fue otro mal trago intentando quitar el sobrepeso que tenía mi maleta con 7 meses encima. Durante la última semana me he estado arrepintiendo pero supongo que también me hubiese arrepentido si me hubiese quedado. Sea como sea era la hora de la despedida y aunque duela no puedo sentirme más agradecida por haber vivido esta experiencia que se ha convertido en la experiencia de mi vida.

Aun no me hacía a la idea de que al día siguiente iba a volar. Le conté a mis padres la opción y no parecieron muy descontentos pero me preguntaron que contactase con Shannon, la madre de Alexis. Conociéndola yo sabía que me iba a decir que sin problema y en el fondo yo sabía que no le importaba y que en realidad era mejor no tenerme pululeando por allí sin Alexis. Sin embargo por la noche recibí otro mensaje de mi madre diciéndome que no sabia si era lo mas adecuado. Cené en casa de Davide y cuando estábamos listos para ir a la segunda fiesta de despedida (en la que también nos querían timar cobrándonos 25 dólares por dos horas) decidimos no ir porque el bus ya iba retrasado media hora. Nos quedamos en casa de Davide jugando a un par de juegos con cervezas y acabé durmiendo en casa de Marina con la indecisión en mis sueños.
Al final por unas razones u otras decidí marcharme. Me auto convencía de que era lo mejor, de que era una locura y de que ya no era mi sitio allí. Fue el día más duro de todos. Terminé de hacer la maleta y me despedí de Marina. Había estado intentando evitar tanto el que me iba que apenas me despedí de nadie. No me hacía a la idea y el aeropuerto fue otro mal trago intentando quitar el sobrepeso que tenía mi maleta con 7 meses encima. Durante la última semana me he estado arrepintiendo pero supongo que también me hubiese arrepentido si me hubiese quedado. Sea como sea era la hora de la despedida y aunque duela no puedo sentirme más agradecida por haber vivido esta experiencia que se ha convertido en la experiencia de mi vida.
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